Esteban Pacheco. Nacionalismo Cultural
Desde que este texto de Luis Villoro fue escrito hace casi 30 años, poco a cambiado la situación en cuanto a la cultura mexicana. Considero que hoy en día no hay lugar para un “nacionalismo cultural”. El término es un tanto obsoleto, hace cincuenta años creo que se podía más o menos definir en medio de un país relativamente aislado del exterior. Lo que tenemos hoy en día en México es algo que creo que puede ser llamado un “regionalismo cultural”, especificidad creativa más local, donde se mantienen las tradiciones de una región pero en cierta manera se toman aspectos concretos de otras para ser incorporadas o fusionadas.
También esto abre una pregunta ¿realmente podemos fundir en “nacionalismo” una cultura tan rica como es la mexicana, toda su diversidad, tradiciones y costumbres? Tan solo pensemos en toda la cantidad de variantes que tenemos en la comida, por ejemplo, si bien hay aspectos que son comunes la cultura culinaria varía mucho de región en región ya sea por las diferentes especias y productos, como las formas de prepararla, desde nuestras raíces indígenas hasta los ingredientes incorporados traídos desde otras culturas.
Creo que esta analogía se puede pasar al diseño donde no es lo mismo una silla con aspectos de la tradición oaxaqueña a una desarrollada en algún pueblo de la región chiapaneca por ejemplo.
Hoy en día hace falta en todo caso una definición de “regionalismo cultural” que hable de las diferencias y especificidades regionales, que promueva y proteja las raíces de las culturas, pero que sin embargo no se cierre a la creación y fusión de culturas. Después de todo nos guste o no vivimos en un mundo globalizado con siglos de influencias culturales entre unos y otros.
Esto en la cultura. Pero si movemos el termino “nacionalismo cultural” a otros aspectos más generales podemos darnos cuenta que ni en la economía ni en la política mexicana podemos hablar de un nacionalismo, de algo propio surgido de tradiciones nacionales, o formas de gobierno autóctonas. Si las hay, nos referimos a los “usos y costumbres” de pueblos indígenas, las cuales hay que respetar y contribuir a su existencia.
Hoy en día el diseño latinoamericano es básicamente hacer piezas de mobiliario u ornamentación, artesanías, con un estilo súper folclórico y que si lo analizamos bien es pasar del recuerdito a algo que emula la estética europea o americana solo con diferentes materiales en lugar de diseñar. O peor aun traer diseños europeos y insertarlos en nuestra cultura cuando ni siquiera fue diseñada para nosotros.
Lo peor es que pocos países tienen los recursos culturales que tiene México si realmente apoyáramos a nuestro país, generáramos formas de usar nuestros recursos en lugar de tener que mandarlos a otro país para que lo transformen en algo útil y después pagar casi el doble por el material ya maquilado; eso seria un buen inicio.
En México sobra talento, lo que nos falta es apoyarnos mutuamente, no se trata de estar echándonos lodo unos a otros, tenemos que madurar como nación y sobre todo dejar de querer copiar a Estados Unidos, Europa o Asia, en general, encontrar nuestro propio estilo de diseño un estilo que englobe toda nuestra cultura y tradiciones, pero que vaya mas allá de ser algo ornamental o de mobiliario, que sea algo que realmente ayude a generar un cambio, un verdadero “milagro mexicano”.
También esto abre una pregunta ¿realmente podemos fundir en “nacionalismo” una cultura tan rica como es la mexicana, toda su diversidad, tradiciones y costumbres? Tan solo pensemos en toda la cantidad de variantes que tenemos en la comida, por ejemplo, si bien hay aspectos que son comunes la cultura culinaria varía mucho de región en región ya sea por las diferentes especias y productos, como las formas de prepararla, desde nuestras raíces indígenas hasta los ingredientes incorporados traídos desde otras culturas.
Creo que esta analogía se puede pasar al diseño donde no es lo mismo una silla con aspectos de la tradición oaxaqueña a una desarrollada en algún pueblo de la región chiapaneca por ejemplo.
Hoy en día hace falta en todo caso una definición de “regionalismo cultural” que hable de las diferencias y especificidades regionales, que promueva y proteja las raíces de las culturas, pero que sin embargo no se cierre a la creación y fusión de culturas. Después de todo nos guste o no vivimos en un mundo globalizado con siglos de influencias culturales entre unos y otros.
Esto en la cultura. Pero si movemos el termino “nacionalismo cultural” a otros aspectos más generales podemos darnos cuenta que ni en la economía ni en la política mexicana podemos hablar de un nacionalismo, de algo propio surgido de tradiciones nacionales, o formas de gobierno autóctonas. Si las hay, nos referimos a los “usos y costumbres” de pueblos indígenas, las cuales hay que respetar y contribuir a su existencia.
Hoy en día el diseño latinoamericano es básicamente hacer piezas de mobiliario u ornamentación, artesanías, con un estilo súper folclórico y que si lo analizamos bien es pasar del recuerdito a algo que emula la estética europea o americana solo con diferentes materiales en lugar de diseñar. O peor aun traer diseños europeos y insertarlos en nuestra cultura cuando ni siquiera fue diseñada para nosotros.
Lo peor es que pocos países tienen los recursos culturales que tiene México si realmente apoyáramos a nuestro país, generáramos formas de usar nuestros recursos en lugar de tener que mandarlos a otro país para que lo transformen en algo útil y después pagar casi el doble por el material ya maquilado; eso seria un buen inicio.
En México sobra talento, lo que nos falta es apoyarnos mutuamente, no se trata de estar echándonos lodo unos a otros, tenemos que madurar como nación y sobre todo dejar de querer copiar a Estados Unidos, Europa o Asia, en general, encontrar nuestro propio estilo de diseño un estilo que englobe toda nuestra cultura y tradiciones, pero que vaya mas allá de ser algo ornamental o de mobiliario, que sea algo que realmente ayude a generar un cambio, un verdadero “milagro mexicano”.
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