“Utilidad y significado” Andrés Basantes

“Utilidad y significado”
Andrés Basantes

Este texto parece ser una introducción hacia un estudio más profundo entre la utilidad y el significado de los objetos, sin embargo en estas cortas 10 páginas se inicia ya con un ligero análisis entre estos dos ámbitos del objeto.
Se empieza con una pequeña reseña histórica sobre el diseño de los objetos del siglo XX en comparación con los del siglo XIX, se recuerda sobre el devalúo de la decoración y sobre la máxima de Sullivan “La forma sigue a la función”. Esta frase es tan debatida por los diseñadores por la carga de valor que se deposita unas veces en la utilidad y otras en el significado. Cada uno de nosotros somos libres de elegir el bando de ataque y no estamos exentos de críticas. Así mismo el texto nos advierte sobre la estrecha relación entre forma y uso del objeto, unas veces ni siquiera es controlado por el diseñador y se alude al acervo cultural que el hacedor del objeto impregna en su obra o a la utilidad netamente técnica de un objeto. En este punto se nos deja en claro que debemos tener mucho cuidado al intervenir en espacios ajenos a nuestra cultura e incluso actualizarnos en el entorno propio antes de presentar un objeto, ya que la solución puede generar más conflictos que lo solucionado.
La parte que más me interesa de la lectura es precisamente la discusión que se genera por la globalización en las culturas ya que este fenómeno mercantil busca estandarizar los objetos de uso y formas de vida de todas las culturas, de ejemplos se mostraban en el texto intenciones de estandarizar un frigorífico en Europa, o publicidad que para unos era erótica o simpática y para otros era irrespetuosa y racista. Más allá de los productos, los efectos de la comunicación mundial y la globalización nos han traído incluso pieles superficiales de otras culturas, se entiende así la orientalización de occidente (feng shui, yoga, budismo, etc.) como la occidentalización de oriente (uso de marcas, rompimiento de costumbres). Estos datos nos refuerzan aun más la idea sobre la necesidad del diseñador en contextualizarse antes de diseñar.
Recordando el texto me pareció muy importante también recordar que las intenciones que expresa el diseñador pueden ser tergiversadas o ampliadas por el usuario final del objeto, así recordamos que los objetos generan sensaciones que muchas veces no son premeditadas por el autor de los mismos, se rompe entonces la estandarización. Los ejemplos abundan en la cultura latinoamericana desde la apropiación del conductor de pesero que le incrusta un Cristo y mil adornos a la cabina hasta el elegante restaurante que rompe con floreros de colores el minimalismo de un establecimiento. Somos barrocos.

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